Afuera se piensa diferente que adentro

Por: 

Humberto Campodónico

Convendrán los lectores en que los comentarios “nacionales” acerca de la economía mundial tienen un claro tinte positivo: a partir del 2016 entraríamos en un periodo de franca recuperación económica. Lo que se dice sobre el Perú es aún más optimista: seguimos siendo la estrella que “lidera” el crecimiento en la Región. Y el sábado pasado “Portafolio” de El Comercio tituló: “La caída de los precios de los commodities no afecta a la Región”.
 
Esto ya ha sido claramente desmentido por el informe anual del FMI sobre la economía mundial, que bajó la tasa de crecimiento global del PBI 2015 de 3.3 a 3.1% y al Perú lo degradó al 2.4%. No habría mucho más que hablar acerca del asunto, por lo que insistir sobre el tema sería simplemente repetitivo.

Pero, a diferencia de nuestros criollos, en la prensa internacional los comentarios son cada vez más pesimistas. Dice Martin Wolf: “Los países exportadores de commodities y los países emergentes con altas deudas van a tener que replegarse. Y si están esperando que la demanda externa para sus productos se recupere, puede ser que esperen en vano” (Financial Times, Londres, 13/10/2015).
 
El Informe sobre el Comercio y Desarrollo de la UNCTAD  (organismo de Naciones Unidas, www.unctad.org ) publicado la semana pasada dice que algunos economistas constatan una tendencia que lleva ya una década en la cual ha habido un crecimiento insuficiente de la demanda agregada, lo que se debe a la falta de crecimiento de los ingresos de los trabajadores.
 
Estos efectos negativos en la demanda han sido reforzados por el aumento de la participación en el ingreso total de los hogares más ricos, que gastan menos y ahorran más que otros sectores de la sociedad, lo que aumenta la desigualdad. Añaden que las políticas monetarias expansivas han agravado el problema pues las empresas no han invertido en actividades productivas sino en activos financieros que dan lugar a burbujas de precios de los activos y, a su vez, empeoran la distribución de la riqueza.
 
Lawrence Summers, profesor de Harvard y exasesor de Obama, acaba de decir que las deprimentes cifras de crecimiento del FMI asumen que “no habrá recesiones en el mundo industrial y no se producirán crisis sistémicas en el mundo en desarrollo. Ninguna puede darse por cierta. Estamos en una nueva época macroeconómica, donde el riesgo de deflación es mayor que el de inflación y no podemos confiar en la autorrestauración de las economías de mercado” (Washington Post, 10/10/15). Recordemos que Summers planteó hace dos años (1) que estaríamos en una época de estancamiento secular (de largo plazo).
 
Y podríamos seguir con los comentarios “pesimistas”. La cuestión entonces es qué hacer ante esta situación. Y el problema viene cuando éste se enfrenta, como en el Perú, con medidas proinversión en los mismos sectores que antes (extractivos), disminuyendo los impuestos a las empresas (aumenta la desigualdad) y frenando los ingresos salariales. Estas políticas deben revertirse, apostando por la inversión para la diversificación productiva, mayor inversión pública en capital humano e infraestructura y la reactivación de la demanda interna. Para eso hay que sacar las lecciones del estilo de crecimiento anterior y no persistir en que no hay crisis de commodities, pues seguiremos tropezando con la misma piedra.

Publicado en el Diario La República, 14 octubre 2015

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