¡Salvemos las selvas y sus gentes!

Por: 

Ec. Hugo Cabieses Cubas

En los países Andino-Amazónicos, se han instalado gobiernos conservadores, neoliberales y enemigos de la Amazonía y sus gentes.

La Amazonía es  importante porque es el pulmón, el riñón y la fuente de agua de toda América del Sur.

Las tasas de deforestación en esta región, son de las más altas del mundo, situación que tiene la potencialidad de causar una drástica disminución en los volúmenes de agua proveniente de las lluvias en la zona occidental del continente, en relativamente poco tiempo.
Es indispensable salvar la selva amazónica, para asegurar que no se varie el vital aporte de las aguas de lluvia sobre la parte occidental de los Andes.

El abuso en la explotación de recursos, la desertificación y la contaminación del agua dulce del planeta entre otros fenómenos, impactan sobre los habitantes de la costa y la sierra, en ciudades como Lima, Santiago, Guayaquil, Trujillo o Piura, que serán las mayormente afectadas.

Ante la gravedad de la crisis ambiental y la posibilidad de convertirse esta región en un escenario de sobrevivencia humana en un planeta moribundo, se han realizado y se realizarán diversos eventos regionales y mundiales, desde el reciente Pacto de Leticia, el Foro Pan Amazónico 2020, la Cumbre sobre Acción Climática en la ONU, la Conferencia de las Partes de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP 25 - primero era en Santiago de Chile y ahora en Madrid -, el Sínodo Pan Amazónico en Roma, reuniones realizadas en Satipo con indígenas protectores de los bosques y los ríos.

Pero la COP 25 al parecer no dirá ni acordará nada al respecto. En estas reuniones y cumbres debemos evitar que sus declaraciones se conviertan en letra muerta.

Es indispensable un nuevo pacto socio-ambiental global en Madrid y constitucional en nuestros países, que vayan al fondo de los problemas, sustentado en la disolución cuanto antes del modelo neoliberal extractivista que se ensaña contra la región andino-amazónica y sus pueblos.
Los temas centrales para una agenda en el proceso de construcción de este nuevo pacto, deberían ser los siguientes:

1.- Por una región boscosa que debe ser protegida y manejada sosteniblemente, construida desde abajo y adentro, para los pueblos y culturas del mundo y no para los de arriba y afuera, de las transnacionales para la explotación/depredación de sus recursos y expoliación de sus pueblos y culturas.

2.- Construir redes comunitarias de solidaridad en defensa de los Derechos Humanos y las plantas maestras de los pueblos indígenas (hoja de coca, ayahuasca y otras), contra la militarización de los territorios con bases policial-militares y criminalización de los movimientos sociales bajo el pretexto de la lucha contra el "narcoterrorismo".

3.- Exigir y conquistar información transparente, participación democrática en la ejecución y elaboración de estudios independientes de impacto ambiental y que las empresas transnacionales paguen bonos por no extraer y explotar los recursos naturales, contra la elaboración y ejecución de mega-proyectos carreteros, hidroviales, energéticos, hidrocarburíferos, mega monocultivos, mega proyectos mineros, minería artesanal-ilegal del oro aluvial, etc.

4.- Impulsar propuestas de desarrollo territorial sostenible (DTS) con los pueblos y autoridades locales al centro y a la cabeza de ellas, con estrategias sociales, políticas, institucionales, medio-ambientales y técnicas de Zonificación Ecológica-Económica y de Ordenamiento Territorial (ZEE-OT), todo ello contra la venta de carbono sumido por los bosques, como nueva quimera extractivista contra los pueblos andino-amazónicos para la apropiación de sus territorios, culturas y saberes.

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